Es curioso lo que ha ocurrido a finales de 2022 con la gestión de la recetas médicas en Argentina. Allí el Ministerio de Salud revocó una norma que permitía enviar a los pacientes por e-mail o WhatsApp las recetas en papel escaneadas o fotografiadas. De esta forma se ha intentado evitar que los pacientes se trasladen a los espacios físicos donde se realizan las consultas médicas durante un periodo en el que ha sido mejor evitar lugares de alta exposición al virus del Covid19. Después de revocar la norma, se ha decidido prolongarla hasta finales de febrero para pacientes con enfermedades crónicas. La revocación ha generado cierto caos en los pacientes que ha hecho aconsejable extender esta práctica y facilitar así la transición.
Situación en España respecto a la prescripción de medicamentos
Es interesante analizar cuál ha sido la situación en España respecto a la prescripción de medicamentos durante el periodo de pandemia. A priori, no parece fácil que se autorizase una práctica de este tipo ya que en nuestro país se cuenta con una Ley Orgánica de Protección de Datos y Garantía de los Derechos Digitales. Ésta, ajustada a la norma europea, hace especial énfasis en la protección de los datos de salud. Es difícil flexibilizar una práctica que expondría los datos médicos de las personas.
¿Habría sido la única opción posible si durante el periodo de pandemia los pacientes no hubiesen podido acceder a sus tratamientos? Quizás, sin embargo en España la receta médica electrónica en la Sanidad Pública está completamente implantada desde hace años. Esto permite que la mayoría de los tratamientos por dolencias crónicas o agudas, seguidos en gran medida desde el sistema público, no se prescriban mediante receta física en papel, y que por lo tanto la presencialidad no sea necesaria.
Respecto a la receta en la sanidad privada, su uso aún tiene mucho recorrido pues hay un enorme número de profesionales sanitarios que usan la prescripción en papel. La receta digital está implantada para los profesionales que trabajan para grupos hospitalarios importantes, así como para los que prestan servicio en las plataformas de telemedicina. Pero aún hay muchos hospitales, centros médicos y facultativos particulares que no tienen este recurso.
Contexto de la pandemia
Cabe preguntarse si, en el contexto de la pandemia, los profesionales sanitarios del ámbito privado han hecho uso de canales alternativos no homologados por los colegios médicos para el envío de esta información. La respuesta es negativa, pues saben que es una práctica anómala: no garantiza ni la seguridad ni la integridad de los datos y no permite certificar la firma del profesional prescriptor. Por mucho que esto pueda facilitar la vida a los pacientes, no es recomendable que un número elevado de fotos de recetas físicas circulen por la red. Además, las farmacias no pueden admitir recetas no emitidas por los procedimientos ortodoxos.
Sin embargo, sí hay una práctica que está bastante extendida en la sanidad privada, el envío por foto de la prescripción de medicamentos de libre dispensación. No importa si en estos casos el profesional envía la imagen encriptada con clave de acceso pues estas son medidas de seguridad muy básicas. No olvidemos que una receta digital no es lo mismo que una receta digitalizada – la foto o imagen de una receta en papel – sino que es un documento digital emitido por una plataforma digital oficial, registrada y homologada. Estos sistemas deben contar con mecanismos de seguridad y trazabilidad que garanticen el tratamiento adecuado de datos personales de salud y requieren una validación estricta para homologarlos como válidos, tanto en el sistema que prescribe como en el que se guarda la información.
Una lección más de la pandemia es que se debe impulsar el que los facultativos del ámbito privado utilicen las prescripciones oficiales que a este efecto proporcionan los colegios de médicos de cada comunidad y que se impulse el uso de la receta privada digital o receta electrónica, para no tener dependencia de la presencialidad, fomentar con garantías los servicios de videoconsulta y equiparar esta práctica a lo que ya ocurre en la sanidad pública.
¿Cómo implantar una receta electrónica?
De primer orden de relevancia es la labor que pueden hacer los profesionales médicos, junto a los centros y hospitales, al implantar y empezar a usar la receta electrónica. Son ellos los que pueden dar el impulso definitivo para afianzar el uso de la receta digital privada y consolidarlo en su práctica asistencial. Son muchas las ventajas para todos los implicados:
- La receta electrónica salvaguarda la autoría y la información de los tratamientos, para que solo el paciente decida a quién proporciona esta información. Así se elimina la posibilidad de utilizar canales de comunicación no autorizados.
- El seguimiento de los tratamientos por parte del enfermo es más sencilla pues dispondrá de una información más clara sobre el mismo en su hoja del paciente, aumentando también la adherencia – la toma del medicamento con la dosificación prescrita y durante el periodo de tiempo programado –.
- Se hace mucho más fácil la vida a los pacientes, para cualquier tipo de tratamiento, pero sobre todo para los crónicos, evitando desplazamientos innecesarios a la consulta.
- La comunicación con el farmacéutico se intensifica y si este detecta en el momento de la dispensación aspectos que hacen aconsejable cambiar o modificar el tratamiento, se lo podrá comunicar al facultativo.
Soluciones de receta electrónica privada
Delonia ofrece una solución de receta electrónica certificada por la Organización Médica Colegial de España. Entre sus principales características diferenciales esta su alta capacidad de integración con los sistemas previos de cualquier entidad prescriptora, porque sabemos que el desarrollo tecnológico de las organizaciones conlleva una necesidad de comunicación entre sistemas cada vez más alta y compleja. En este enlace tienes más información sobre las soluciones para receta electrónica privada.