Entregar es todo, hasta entonces lo que hacemos está en nuestro dominio personal, donde puede tener la forma y fondo que queramos. Cuando entregamos nuestro trabajo se hace visible, y no debemos echar por tierra un buen trabajo con una mala presentación. De poco servirá haber invertido semanas si se nos olvida adjuntar la primera hoja o hay faltas de ortografía. Aquí viene a colación aquello de que: la primera impresión es la que cuenta.

Al cliente le generamos un problema de confianza si hacemos una demo que no funciona, un documento mal presentado o redactado puede abrir una crisis de reputación. El trabajo debe basarse en la sencillez, siguiendo el principio KISS, que es un acrónimo de la frase en inglés keep it simple, stupid! (¡mantenlo sencillo, estúpido!), que hace énfasis en la importancia de la sencillez frente a la complejidad.

 

La belleza de lo sencillo

 

¿Qué debemos hacer para entregar y triunfar?

 

  • Que no explote. En algún caso se crea un documento que el cliente no puede abrir, una versión que no hace login… Solución: probar antes de entregar.
  • Que funcione. El software hace su función, la presentación contiene todos los puntos, el documento incorpora la información requerida, etc.
  • Que sea lo esperado. Si no sabemos lo que el cliente desea, tampoco comprenderemos lo que hay que hacer. Hay que entender, preguntar y volver a preguntar. Nunca hacer nada que no entendamos.
  • Que se vea bien. Un trabajo perfecto que se presente sin orden, con faltas, puede ser recibido peor que un trabajo deficiente bien cuidado en apariencia y forma. Algunos trucos que podemos emplear:
    • Colores: tonos pastel para todo, fuentes, banners, etc. No hay que inventar. Se puede usar esta referencia.
    • Sencillez: es la clave para que las cosas se vean bien. Complicar las interfaces es como complicar el código, si no hay necesidad, el resultado empeora. Recuerda, KISS.
    • Tamaño: el tamaño importa… así todo se verá claro, incluso en una pantalla con poca resolución.
    • Proporción: la sensación de armonía viene con la proporcionalidad y la sencillez, además de facilitar la visualización. Lo que se conoce como la proporción áurea.
    • Los detalles: hay una expresión sajona que nos recuerda que el diablo está en los detalles. Algún pequeño elemento puede pasarse por alto y arruinar el resultado final de un proyecto. La atención al detalle marca la diferencia entre un trabajo estándar y uno excelente.
    • Entregar más de lo esperado: no hay que conformarse con entregar un resultado sin errores y con buen aspecto, sino ir más allá y dar al cliente incluso más de lo que espera. Ya sea añadiendo información no solicitada, una funcionalidad más, resolviendo un problema endémico o aportando cualquier cosa que le facilite la vida al cliente.

La belleza de lo sencillo

No hace falta decir que la base de todo lo que hacemos es que “esté bien hecho”. Ese el principio sobre el que gira todo nuestro trabajo. Una vez que está bien hecho, hay que intentar que el resultado sea lo más sencillo posible.