El estoicismo se basa en cuatro principios: sabiduría, valor, templanza y justicia. A pesar de que las ideas de Diógenes, Epicteto, Marco Aurelio o Séneca tienen más de 2000 años, sus enseñanzas no solo no pasan de moda sino que en la actualidad han cobrado un inesperado auge como demuestra el canal de YouTube Daily Stoic que cuenta con 1,6 millones de suscriptores.
Marco Aurelio y Séneca vivieron en un mundo muy diferente al nuestro pero, a pesar de más de 20 siglos de desarrollo tecnológico, el ser humano continúa con los mismos anhelos y dudas. La filosofía estoica no solo nos puede ayudar a llevar una vida más plena sino (¡quién lo iba a decir!) a mejorar el rendimiento en los proyectos tecnológicos en los que estemos trabajando.
Las ideas estoicas son sencillas y prácticas, se pueden resumir en que solo practicando la virtud (ataraxia) se alcanza la auténtica felicidad. Marco Aurelio lo explicó así: “No pierdas más tiempo discutiendo lo que deber ser un buen hombre. Sé uno”.
Los estoicos instauraron la idea de eudaimonia (felicidad) que no se alcanza por medios externos: placeres, riquezas, ausencia de dolor y demás. Sino que la auténtica felicidad depende de nuestros pensamientos y acciones. La sabiduría, el valor, la justicia y la templanza son los pilares de una vida virtuosa y, por tanto, feliz.
Una filosofía no se puede resumir en unas breves píldoras que encapsulen las ideas de algunos de los mayores pensadores de la historia. Dicho esto, sí que podríamos apuntar tres conceptos básicos en los que se fundamenta el estoicismo:
- No vas a estar aquí mucho tiempo (eres mortal).
- Los sucesos externos están fuera de tu control.
- Los retos, más que un obstáculo, son un camino.
La tradición nos recuerda que el emperador Marco Aurelio cuando recibía un baño de masas en Roma después de haber ganado una batalla, en la cuadriga, además del emperador iba un esclavo que le susurraba: memento mori (recuerda que eres mortal). En nuestro trabajo esta idea nos puede servir para ser capaces de separar el grano de la paja. Dar lo mejor de nosotros con el objetivo que el proyecto se desarrolle de la forma más eficaz posible, al mismo tiempo que prestamos a los problemas y a las dificultades la atención que se merecen, ni más ni menos.
Epicteto nos alertó de que lo importante no es lo que nos ocurre, sino cómo reaccionamos ante ello. La libertad es el mayor objetivo en la vida. Se conquista prescindiendo de las cosas que se escapan a nuestro control. Lamentarnos por aspectos que están fuera de nuestro control como falta de tiempo o de recursos para completar un proyecto no nos aportará nada. Los estoicos iban más lejos y hablaban del concepto de amor fati (ama tu destino), que dicho de forma sencilla se podría resumir en la conocida frase de con estos bueyes hay que arar.
Cambio
Los estoicos aprendieron a aceptar una de las realidades de la vida: el cambio. Esta actitud también es beneficiosa para para los equipos de desarrollo de software, donde el cambio es una constante. El cambio significa necesidad y trabajo, y nos permite mejorar y aportar valor, pero también supone retos importantes, problemas y una necesidad de romper resistencias de manera continua.
La tecnología no deja de avanzar, y requiere aplicar un enfoque iterativo y un aprendizaje continuo. La clave es concentrarnos en lo que podemos cambiar, y aceptar aquello sobre lo que no tenemos influencia. El objetivo es diseñar un software flexible, escalable y fácil de mantener, fruto de una mejora y aprendizaje continuo. Si los estoicos pensaban que el universo cambia de manera constante, de forma similar un software de calidad tiene capacidad de evolucionar para adaptarse a las nuevas circunstancias.
Lo que llamamos facilidad de mantenimiento de un software no es más que hacer sistemas estoicos, que puedan funcionar correctamente pese a circunstancias imprevistas, cambios no planificados y, en definitiva, adaptarse a las reglas incontrolables de la naturaleza.
Por otra parte, la idea estoica de imperfección trasladada a la arquitectura del software significa aceptar lo bueno aunque no sea perfecto. El sistema cumple las necesidades actuales y, lo más importante, mejora con el tiempo. A menudo la innovación está reñida con la perfección.
Crítica
Los compañeros a menudo son los primeros en juzgar nuestro trabajo. Marco Aurelio aseguraba que si alguien me demuestra que estoy equivocado, cambiaré mi camino al instante. Dependerá de nuestra actitud el interpretar de forma positiva los comentarios que recibamos acerca de nuestro trabajo. Todos somos falibles, la crítica ni hay que tomársela a pecho ni con ligereza. Los clásicos nos recuerdan que la virtud está en el medio.
Más que la confrontación, la colaboración es el camino al éxito. La sana rivalidad dentro de cualquier equipo no debe poner en peligro el objetivo común: desarrollar un buen producto. Por otra parte, a la hora de juzgar el trabajo de un compañero/a debemos tener en cuenta que lo que digamos podría influir en su comportamiento y manera de trabajar en el futuro.