La memoria humana es limitada y selectiva. Esta es la razón por la que no recordamos hechos importantes de nuestro pasado que nos serían de gran ayuda para entender o cuestionarnos las situaciones a las que nos enfrentamos en el presente, además de prepararnos para lo que venga en el futuro.
La inteligencia artificial está aquí desde hace… décadas. No es nada nuevo o transgresor, pero las aplicaciones y el llamado acceso democrático a la tecnología han creado la penúltima gran disrupción de nuestra vida (puedo contar docenas de estas disrupciones en los últimos años). Pero, ¿es tan importante, tan buena para la humanidad, tan fundamental para el progreso? Bueno, echemos un vistazo.
“Tecnología”, derivada de la palabra griega “Technologia” (Τεχνολογία) significa tratamiento sistemático de las artes prácticas y/o las ciencias aplicadas. También significa el sistema mediante el cual una sociedad proporciona a sus miembros las cosas necesarias o deseadas.
Adopción casi inmediata
OpenAI (ChatGPT) tardó 5 días en alcanzar 1 millón de usuarios registrados. Netflix, entonces el principal disruptor tecnológico gracias a su increíble capacidad para ofrecer contenidos en streaming, necesitó 3,5 años para llegar a esa cifra. Twitter, otro ejemplo de democratización de la tecnología y la digitalización de la interacción social, tardó 2 años en conseguir un millón de usuarios, y podríamos seguir con los ejemplos. Millones de usuarios en pocas semanas, eso parece una revolución total o una estrategia maestra de marketing. Pero nadie ha pensado en esto con tranquilidad, sino que enseguida se entró en internet para quedar hechizado con la capacidad que ChatGPT tiene a la hora de entender y comunicarse con los humanos.
De repente, en el último mes han aparecido múltiples de soluciones basadas en la IA, que reclaman la soberanía en áreas específicas, como la IA para la educación, otra para la investigación académica, la generación de imágenes y vídeos, y un montón de ellas para el desarrollo y la programación (por ejemplo hashnode.com). Se han puesto de manifiesto los prejuicios de ChatGPT y su falta de precisión en áreas específicas de contenidos. La IA se basa en algo que ha sido programado, entrenado y mejorado, pero en última instancia diseñado por humanos, con los defectos y prejuicios de éstos. Pero el marketing, la comunicación, las redes sociales y la publicidad ayudaron, junto con el interés económico de estas plataformas para sacarle dinero a todo aquel que estuviera cegado por el último salto tecnológico definitivo. Han hecho la historia tan atractiva que nadie dirá: “no, yo paso”.
Efectos secundarios
Es una revolución. Pues bien, las revoluciones son cambios drásticos, no siempre positivos: idealizamos las revoluciones debido al deseo humano de cambio, pero en la búsqueda de una vida mejor hay que tomar muy en cuenta los efectos secundarios. Las revoluciones del pasado pueden mostrarnos algunos de sus inconvenientes, como decapitar a la gente en la plaza mayor, eliminar las diferencias sociales (por ejemplo, la Revolución Cultural de Mao), el cambio repentino de material para embalar (al prescindir del plástico se hace un uso intensivo del papel), o comenzar a cultivar en vez de vivir de la caza. Por lo general, los cambios rápidos traen problemas (en chino la palabra revolución, 革命, significa literalmente “quitar vidas”) y esta “revolución tecnológica” no es una excepción.
De acuerdo, puede que yo sea demasiado exagerado o simplemente un negacionista de la nueva ciencia, pero hay algunos indicios de los problemas que se avecinan debido a estas herramientas aparentemente divinas. Llevamos más de una década oyendo que tenemos la generación más educada y preparada, nativos digitales, listos para llevar el bienestar de la humanidad al siguiente nivel. Y puede que sea así. Pero, ¿y si la constante relajación de los requisitos educativos, el fácil acceso a la información, la casi extinción de la escritura manual (y su efecto beneficioso para la mejora de la memoria) y la idea de no necesitar saber nada a fondo porque la IA lo proporcionará nos hace menos capaces? ¿Seremos más dependientes de la tecnología a la hora de pensar y razonar que las generaciones anteriores?
El tiempo dirá. Como ya hay miles de artículos y noticias que exaltan las virtudes de esta nueva era de comodidad y prosperidad, te recomendaría que le echases un vistazo a las siguientes reflexiones:
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