La capacidad de comunicación no es una habilidad reservada para los personajes públicos, presentadores de televisión o políticos, sino que es una capacidad fundamental para cualquier persona, ya sea en el ámbito privado o laboral. La aptitud a la hora de comunicarnos, desde un simple mensaje por WhatsApp hasta un documento de cientos de páginas, no solo proyectará una imagen más o menos positiva de nosotros, sino que permitirá transmitir -o no- el mensaje que queremos hacer llegar.

Comunicar bien no solo es importante en nuestras relaciones con los clientes, sino también dentro de nuestro equipo o en nuestro círculo más íntimo. Por ejemplo, en la interlocución verbal, la gestión del silencio es una poderosa herramienta de comunicación, pues nos permite evaluar la situación y definir la estrategia en la conversación.

 

 

Elige tus palabras con cuidado, ya sea en la comunicación oral o escrita, y asegúrate de transmitir un mensaje claro. Comentemos algunas técnicas que nos permitirán mejorar la comunicación con otro ser humano (o incluso con algún que otro ente no humano).

  • Menos es más. Evita usar frases largas (ya sea por escrito o en una conversación), pues las personas tienen una corta capacidad de atención. Si la frase es demasiado larga, la mayoría de los interlocutores se quedarán con la primera y la última parte del mensaje. Piensa primero y elige las palabras de modo que expresen tu mensaje de manera clara y directa.
  • Evitar las repeticiones. Cuando no sabemos cómo continuar con nuestro discurso, a menudo repetimos algunas frases para crear la ilusión de que tenemos la situación bajo control. Pero el efecto es el contrario: da la impresión de que no sabemos qué estamos diciendo.
  • Cuidado con las muletillas. Todos las usamos en el lenguaje oral, pero si abusamos de ellas pueden distraer al oyente y alejarlo del mensaje que queremos transmitir. Debemos mantener bajo control palabras como: vale, digo, esto, aaaahhhh y demás muletillas.

  • Despacito y buena letra. A menudo, la dicción deja un poco que desear. Hay que hablar despacio y enunciando con claridad para que se entienda lo que decimos. La necesidad de hablar despacio es más notoria cuando nos comunicamos con una persona extranjera o lo hacemos en inglés.
  • Orden. Al igual que en la programación, el orden es uno de los fundamentos de la comunicación. Lo que escribamos deberá tener: título, introducción, y descripción, además de una conclusión o resumen.
  • Contacto visual. Un elemento clave en las conversaciones cara a cara es el contacto visual. Si solo tenemos un interlocutor, el contacto visual debe ser intermitente y si hablamos con varias personas, iremos mirando a todas, lo que nos permitirá estudiar sus reacciones (interés, aburrimiento, etc.). En un grupo, nunca mantendremos contacto visual solo con una persona.
  • Respira hondo antes de contestar. A veces recibimos mensajes que nos irritan y que provocan la tentación de contestar de manera inmediata. Una discusión la suele ganar el que mejor preparado está y, por tanto, tiene los argumentos más convincentes. Las prisas son malas consejeras, tómate tu tiempo y relájate antes de responder.

En la comunicación con los demás, la lección más importante es no tratar a todas las personas de la misma manera, pues cada ser humano es diferente. No hay una regla común que nos permita comunicarnos con todo el mundo. Dicho lo cual, la empatía es el activo más valioso a la hora de relacionarnos con los demás.

Por último, no hay que abusar de los chats con los que interrumpimos constantemente a los demás. Un exceso de comunicación puede llegar a saturar a nuestros interlocutores, y así perder la atención sobre los temas que deseamos tratar.